Terraduero


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A poco más de 23 km de Gallegos de Argañán se encuentra el municipio de Ciudad Rodrigo del que recibe nombre toda la comarca. La situación de esta ciudad, tan cercana a la frontera portuguesa, obligó a fortificarla, ofreciendo hoy al viajero una bonita estampa de amplias murallas custodiadas por un castillo del s. XV en lo más alto (donde hoy se ubica el parador de turismo) y un envidiable conjunto monumental intramuros.  

Lo más interesante además de rodear sus murallas y quedarse impresionado con las vistas que hay desde sus imponentes cañones, es adentrarse en el interior del pueblo, dejando atrás el extenso parque fluvial del río Águeda y llegando hasta su majestuosa catedral, imponente templo románico de transición al gótico (s.XII-XIII) perfectamente conservado, con un bonito pórtico en la Puerta de las Cadenas que guarda las doce esculturas góticas de los doce apóstoles intactas a pesar del paso del tiempo y una alta torre románica a modo de campanario, coronada con una cúpula en siglos posteriores. Hay que acceder a su interior y entre toda la belleza e historia que muestra, dejarse sorprender por su bello claustro gótico con arcos apuntados que se entrelazan entre si en torno a un patio. Frente a la catedral, se abre la plaza de San Salvador, con un buen número de mansiones como la Casa de los Mirandas o el palacio de la Marquesa de Cartago, neogótico, pero con pinceladas historicistas. 

En dirección al centro, se encuentra la plaza del Buen Alcalde que recuerda a algunas plazas portuguesas (sin duda por su cercanía a este país) con decoraciones en color albero en sus fachadas encaladas guardando soportales en sus bajos. En la Plaza Mayor, flanqueada por robustos edificios de piedra en sillares de ese característico tono anaranjado que tiene toda la ciudad, se hallan bonitas casonas blasonadas entre las que se encuentra la mansión del primer marqués de Cerralbo con un coqueto friso plateresco y el ayuntamiento del s XVI con sus bajos porticados y una galería superior de estilo renacentista, flanqueada por sendas torres. 

Callejeando se da con la oficina de correos en lo que fuera la casa de los Vázquez y en dirección opuesta, el palacio de los Águila construido en el s.XVI en estilo renacentista-plateresco pudiendo visitar su interior al albergar exposiciones de todo tipo. En la plaza del Conde se encuentran otros cuantos palacios dignos de contemplar como el palacio de los Castro (s.XV), el palacio de Monctezuma (s.XVI) y el del conde de Alba de Yeltes (s.XVIII). Abandonada esta plaza y antes de dejar la ciudad hay que acercarse al castillo de los Trastámara del que sobresale su torre del homenaje dominando la ciudad y pasear por sus murallas asomadas al río. Frente a él se encuentra el berraco de Ciudad Rodrigo, legado de los visigodos que poblaron estas tierras en torno al s.V a.C.



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